La Romana Rep Dominicana
Por Sandy Mercedes
Los espacios públicos de la que era la bella flor del Este, La Romana, están cada vez más
limitados y desnaturalizados y, sobre todo, degradados en su utilidad.
El buhonerismo y los negocios informales de todo tipo los están
asfixiando, con todas las consecuencias negativas que esto acarrea para
la calidad de vida de los ciudadanos.
Lugares como plazas o parques, avenidas y puntos de confluencia de
los pasajeros o de los autobuses y conchos, ejemplifican los
casos más dramáticos de la arrabalización de nuestros espacios públicos.
En cualquier acera se montan mesas y sillas de los colmadones o
“drinks”, las carpas o mostradores de vendedores de ropas y chucherías,
los mercaderes de frutas y otros productos y los talleres de todo tipo.
Con ello impiden la libre y segura movilización de los ciudadanos,
que se ven forzados a tirarse a las calles para poder abrirse paso.
Son espacios asfixiados, virtualmente secuestrados y degradados por
quienes hacen uso y propiedad de ellos, ante la solemne falta de
autoridad de las instituciones llamadas a protegerlos y liberarlos de
esos obstáculos.
Es hora de que se ponga fin a este desorden antes de que el proceso
siga expandiéndose más de la cuenta y antes de que resulte más engorroso
a las autoridades desalojar por la fuerza a los intrusos que se han
apoderado ilegalmente de ellos.
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